Fue en abril de 1959 cuando lo vi por primera vez. Él iba acompañado de un grupo de amigos al restaurante donde yo trabajaba como mesera para pagar parte del colegio. Iban cada semana por algo de comer, siempre con mochilas, al parecer les gustaba mucho irse de pinta e ir coqueteando con cuanta chica se les atravesaba, aunque casi no daban buenos resultados.
Él era de estatura media, de tez blanca, cabello café y un par de ojos azules muy lindos a la vista. Parecía ser el tipo de chico alegre y de buen carácter; amable y cariñoso con las personas que él estima; el chico que da lo mejor de sí.
Una tarde soleada de Julio me llamó para ordenar una hamburguesa y una soda para cada quien. Llevé el pedido a la cocina, lo recibí y fui hasta su mesa para dejarlo. Un rato mas tarde, se acercó para pagar lo que habían pedido y de repente preguntó:
- Harás algo esta noche?. - Fue sorpresivo realmente, porque las únicas conversaciones que teníamos eran para preguntar qué querían y ellos pedían.
- Creo que no - contesté - solo iré a casa después de trabajar.
- Bueno, los jueves los chicos y yo tocamos en el Iron door, a unas 3 calles de aquí, quieres ir? - dijo algo apenado.
- A qué hora?
- A las 9 de la noche, me gustaría que fueras, si quieres puedes llevar a alguien para que te acompañe.
- Ok, veré qué puedo hacer - le dije con una sonrisa
- Vale, te espero. - dio vuelta y dejó el restarutante para alcanzar a sus amigos.
Durante un buen rato tuve que pensar muy bien si ir o no, ya que al día siguiente había escuela temprano. Terminé por llamar a Frida para ir juntas al Iron Door. Más tarde llegamos a dicho club para ver a aquél chico y su grupo tocar. El lugar era pequeño y estaba lleno de gente, con mucha música y poca luz; por más que Frida y yo quisieramos platicar era prácticamente imposible. Dando las 9 la gente empezaba a aclamar a Rory Storm and the Hurricanes, quienes salieron a escena unos minutos despues, comenzaron a tocar algo de skiffle, algo que hacían muy bien. El chico de ojos azules vestía pantalón y zapatos negros y camisa blanca. Tocaba la batería de un modo especial, de lo cual muchos se daban cuenta; era tan bueno que anunciaron su solo de batería con 'Startime!'.
Después de 3 horas el show terminó. A la salida del club Frida y yo comentábamos lo que no pudimos ahí dentro, cuando escuché que gritaban 'Hey!' y no dí importancia, podrían llamarle a cualquier persona; 'tú! la chica del restaurante!', giré la mirada y era el chico ojiazul. Me detuve para esperarlo, cuando se acercó nos saludó:
- Hola! Que gusto que hayas, bueno, hayan venido
- Sí, decidí venir y fue muy bueno, tú y los chicos tocan muy bien.
- Gracias, me alegra que te haya gustado - dijo un poco sonrojado
- Y me gustó mucho... oye, disculpa, tenemos que irnos, es algo tarde - dije mirando a Frida
- Oh, si quieren puedo ir a dejarlas. Traigo auto, algo viejo, pero funciona - dijo con un poco de risa
- Seguro? Es a unas calles del restaurante.
- Claro, suban - contestó abriendonos muy amablemente la puerta trasera de su auto
Subimos al auto y los tres ibamos en silencio; aunque después de un rato Frida preguntó en voz baja:
- Oyeee, y cómo se llama?
- Hey, buena pregunta, no sé - dije entre risas
- Jaja, tonta...
- Espera, le preguntaré.
Él iba muy atento a la calle por donde manejaba cuando dije:
- A todo esto, cómo te llamas?
- No me he presentado?! - dijo algo sorprendido y apenado viéndome por el retrovisor
- No...
- Perdón, soy un grosero. Me llamo Richard
- Richard, qué?
- Starkey... y ustedes damitas?
- Ah, mucho gusto Richard. Ella es Frida y yo soy Elizabeth.
- Mucho gusto Richard - dijo Frida
- El placer es mío, señoritas - contestó él - pues, ya estamos cerca del restaurante, ahora hacia donde?
- A la izquierda - le dije - en el quinto edificio vivimos.
Se estacionó enfrente del edificio donde Frida y yo vivimos, bajó del auto y nos abrió la puerta
- Aquí están señoritas - dijo
- Gracias por traernos - constesté
- De nada, al contrario, gracias por ir a vernos al club. Nos vemos la otra semana en el restaurante, o tal vez antes - dijo haciendo un guiño
- Buenas noches Richard, descansa, que tengas buenas noches - dijo Frida
- Hasta luego! - contestó él
- Un gusto conocerte - dije moviendo la mano para despedirme de él mientras Frida y yo subiamos las escaleras para entrar al edificio
Cuando se fue, Frida preguntó
- Cómo lo conociste? es simpático el muchachito
- Pues, él y sus amigos del grupo van al restaurante cada semana por algo de comer, y hoy me invitó a ir a verlo al club donde fuimos. Parece ser que es lindo.
- Si, me di cuenta, te brillan los ojos - dijo Frida con una risa un poco burlona
- Argh bueno ya déjame - contesté con risa - vayamos a nuestro respectivo departamento y vayamos a dormir - le dije aguantandome la risa
- Ok... pero te gusta! - contestó con risa - descansa, buenas noches
- Déjame! - le respondí - dulces sueños, bye!
