Al otro día llegué cinco minutos
tarde al trabajo. Fue todo normal, la rutina de ponerme el uniforme, recibir
gente, tomar su pedido, llevarlo a la cocina, tomar sus platillos y llevarlo
hasta sus mesas; eran actividades de todos los días. Incluso las personas
groseras ya eran una rutina. Fue hasta la noche que llegó Richard por mí. El
restaurante tuvo bastante clientela durante el día, era sábado, esa era la
razón del cansancio de todos. Richard llegó cinco minutos antes de mi salida y
aunque salí todavía diez minutos después de la hora de salida, él esperó de pie
afuera de su auto. Esta vez vestía un pantalón de mezclilla azul, zapatos
negros, camisa blanca y un suéter gris.
Cuando salí del restaurante lo saludé.
- Hola Richard – le dije sonriendo
y estrechando su mano
- Hola Eli – dijo dándome un beso
en la mejilla y abriendo la puerta de su auto para que subiera. Subí, cerró la
puerta y dio la vuelta para subir.
- Cómo estás? – preguntó mientras
cerraba la puerta del auto
- Bien, gracias; un poco cansada –
dije mientras pasaba mis manos hacia mi nuca
- Umm, pues, quieres que te lleve a
tu casa entonces? Tenía planeado ir por algo para tomar y luego ir al puerto,
pero podemos ir después si quieres. – dijo metiendo la llave del auto para
encenderlo
- Sinceramente, prefiero ir a tomar
un té – dije riendo un poco – tengo todo el día de mañana para descansar y un
café me animará un poco.
- Segura? No hay problema, en serio,
podemos ir la otra semana si quieres – dijo un poco preocupado
- Si, no hay problema, además,
todavía no anochece completamente, pero parece que el cielo estará despejado y
solo se verá la luna llena. – dije viendo hacia el cielo
- Ok, entonces vamos – dijo
mientras encendía el auto – mi plan es ir por un té o café, pedirlo para llevar
y luego ir al puerto y sentarnos a la orilla para platicar, no hemos tenido la
oportunidad de charlar bien y por eso te pregunté si podía venir por ti, te
gusta mi plan?
- Está perfecto – dije viéndolo a
los ojos con una sonrisa, sus ojos eran lindos. – No tengo quien me espere en
casa y no tengo ningún problema; mis padres llaman en la tarde, ni cuenta se
darán.
- Vives sola? Eso significa que no
eres de aquí… de dónde eres?
- Vengo de Lancashire, de hecho
Frida también es de allá, nuestros padres se conocen y aunque ellos querían que
viviéramos juntas nosotras tomamos la decisión de que viviendo solas seríamos
más independientes.
- Ah… por eso su acento se me hacía
un poco diferente al nuestro. – dijo sonriendo – entonces vinieron por la
escuela, me imagino, no?
- Sipi, la universidad de aquí es
mejor que la de Lancashire; además de que Liverpool es una ciudad linda, y
menos peligrosa que allá – dije riendo un poco
- En eso tienes razón, cuanto
llevan aquí?
- Ammm… poco más de un año.
Quisimos llegar un poco antes del inicio de curso para conocer nuestros rumbos
y así ya no tener problemas para andar solas por la calle.
- Esa fue buena decisión, las
calles de aquí son algo complicadas al principio – respondió riéndose. – pues,
aquí pediremos algo, que quieres?
- Um, un té de limón con leche, por
favor.
- Vale, espera aquí, no te vayas
eh… - dijo en tono bromista – voy por ellos y regreso
- Ok, aquí espero. – respondí
mientras él bajaba del auto
Mientras esperaba recosté mi cabeza
un poco y cerré los ojos. Pensaba en que había bastante tarea por hacer para el
lunes, ya tenía que pagar renta la próxima semana y cosas sin sentido que no
tenían nada que ver con lo que estaba viviendo en ese momento. Minutos después,
Richard regresó con dos vasos.
- Me detienes los vasos por favor?
– dijo por la ventana
- Claro – dije mientras tomaba los
vasos para que él subiera al auto – todo bien?
- Sip, es que había mucha gente, ya
sabes, fin de semana y es hora que muchos salen de trabajar
- Cierto, bueno… gracias por el té
- dije sonriendo
- De nada – respondió con otra
sonrisa – ahora, vamos al puerto
- Ajam… - contesté, y desde ahí se
hizo un silencio corto – tu qué pediste?
- Ah un café con leche – dijo
mientras detenía el auto – aquí es; espera, no te bajes, yo te abro la puerta.
Bajó del auto y abrió la puerta,
tomó un vaso y me dio una mano para que yo bajara. Caminamos hacia una pequeña
banca que estaba enfrente del auto para sentarnos y tomar nuestros tés.
- Entonces tu si eres de aquí? – le
pregunté
- Si, yo nací en uno de los barrios
más pobres de Liverpool, ahora vivo en un barrio no tan malo, pero lo
importante es andar caminando por las calles, no?
- Sip – contesté y después le di un
trago a mi bebida. Otra vez se hizo un silencio, ahora más largo; ya era de
noche y la luna se reflejaba el agua del puerto donde estábamos, parecía que a
él le gustaba cómo se veía la luna esa noche; era en verdad hermosa, grande y
brillante, su luz se reflejaba en sus ojos claros. Richard era el tipo de chico
callado y un poco tímido al principio. Yo era igual, pero al parecer tenía que
ser yo la que iniciara la conversación y
así lo hice.
- Entonces, cuántos años tienes? –
pregunté
- Pues, tengo diecinueve años
recién cumplidos, y tú?
- Ou, yo tengo 18 años. Entonces
cuando los cumpliste?
- La semana pasada, el 7 de Julio,
y tú?
- Genial! No tiene mucho! Pues, yo los
cumplí hace casi tres meses, en abril
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